martes, 10 de mayo de 2011

Naufragar para pensar

Es difícil exponer de manera clara y concisa (sin darse vueltas innecesarias en torno a algo) el pensamiento a través del lenguaje, las ideas que burbujean a ratos como cosquilla incesante, a ratos como un hervor insufrible, en nuestras cabezas/ollas. El escritor/a adolece, en muchas ocasiones, de verborrea (esa expresión mecánica y sin sentido, ese hablar por hablar, escribir por escribir). Me sucede también (pienso, asumo) y ante esto intento darle una explicación a esta acción que, a simple vista, podría tildarse de poco rigurosa (por reiterar ideas de modo vitrolático), ociosa (por perder tanto tiempo en la repetición de una misma idea en vez de avanzar), vanidosa (porque podría asumirse que el escritor considera relevante todo lo que escribe y por ello no censura), etc. Pero, en mí, sucede de otro modo (y tal vez igual). La escritura, contra la que tanto he luchado (y ha permanecido pese a todo en mí), se ha transformado en un medio de reflexión. Por ello, muchas veces vago perdida entre idea e idea, siempre presa de la incertidumbre de "no saber bien", siempre con suspicacia en relación a lo que asevero sin atreverme a aseverar, dejando expresiones a "medio terminar" continuamente. No sé pensar para pensar. Sé escribir para intentar pensar. Y todo es intento en mí desde ese lugar. Y toda mi escritura es síntoma de ello. No recuerdo bien si leí de María Zambrano que para pensar es necesario naufragar, dejarse llevar por la corriente, no luchar. Que recién, al sentirse naufragado, el ser humano comienza a nadar/pensar en busca de tierra firme/ideas. Mi mar, si es así, es la escritura.
En "Irene" o "El coño de Irene" (de Albert de Routisie, un libro que se puede conseguir en la colección de literatura erótica "La sonrisa vertical" de Tusquets) existen muchos pasajes metaliterarios. Hay algunos muy significativos (tanto así que Camus consideraba esta obra como una de sus favoritas por su belleza) en torno a la escritura y a la novela y otros no menos significativos dedicados a la sexualidad, al amor y a la libertad. Por ejemplo, en el fragmento que cito a continuación, el narrador divaga en torno al por qué necesita divagar escrituralmente. Toma conciencia del por qué de su escritura, que no es un ejercicio frívolo o mecánico (un decir por decir, como pareciera en la superficie) sino un intento de conocimiento. Ese divagar tiene como sentido el intentar encontrar. Como cuando se camina sin rumbo por la ciudad y se piensa más que nunca mientras " más perdidos, nos encontramos". Tal vez es que sea necesario perder(se) para encontrar(se)
"Lo que pienso, naturalmente, se expresa. El lenguaje de cada uno con cada uno varía.  Yo por ejemplo no pienso sin escribir, quiero decir que escribir es mi método de pensamiento. El resto de las veces, al no escribir, sólo tengo un reflejo de pensamiento, una especie de mueca de mí mismo, como un recuerdo de lo que es. Otros se remiten a distintas maneras de proceder. Por eso envidio mucho a los eróticos, cuyo erotismo es la expresión. Magnífico lenguaje. Realmente, no es el mío".




http://www.youtube.com/watch?v=j6vVP91C3Iw  -------------->Este video es mejor. Lástima que no aparezca en la lista que lanza el blog ¡Baile lúdico! =)

 "Pero no me importa si no te importa 
Y no siento si no sientes 
Y no quiero si no quieres 
Y no lo diré si no lo dices tú primero" (Let's go to bed, The Cure)