lunes, 30 de mayo de 2011
Los sueños de Kurosawa: El huerto de los duraznos
Gracias a un amigo hoy recordé esta buenísima película de Akira Kurosawa. Si bien, todos y cada uno de los sueños experimentados en la cinta son en sí mismos de una belleza y sabiduría infinita (en distintos ámbitos), hoy me quedo con "El huerto de los duraznos". Me maravilla la visión dinámica que se presenta en relación a la vida de los árboles, a su interacción, sus coreográficos fototropismos. Esta visión dinámica que tiende a humanizar a los árboles, por un lado, pareciera también tender a representar la comunión (quebrada, rota) entre la naturaleza y el ser humano, por ello tenemos árboles que hablan, que se comunican con el niño, que le reprenden y que bailan, para volverse algo familiar y no ajeno a él, para volverse comunidad en el sueño. Y es cuando, además, florecen y hacen florecer, con ellos, al niño (lo vuelven partícipe). Pero, luego, el paisaje retorna a su realidad (fuera del sueño), sin árboles, con este niño solo y desconectado del paisaje (otra vez), contemplando con desconcierto este durazno/niña, esperando...