El otro día leía que el comienzo del fin del rock lo gestó el hecho de que Led Zeppelin comenzara a preocuparse más del modo en que vestían (la imagen que proyectaban, la estética) que de hacer música. Sumado a esta suerte de revelación (que desconocía, pero que me hizo todo el sentido) cuasi mitológica, escuché en un programa de radio que Hollywood está de capa caída a falta de buenas "ideas" (guiones), que la gente de los efectos especiales está molesta ya que muchas veces deben trabajar en ello antes de conocer el guión (!) y todo esto, arengado por un comentario que leí de Bueno en relación a la persona de Vargas Llosa, comentario muy violento (me dije en su momento (y aún lo pienso pero no lo critico negativamente sino que, lo aplaudo hasta con los pies)), conspiró para que estuviera afilando el hacha mientras me bañaba para dejarla caer sobre lxs escritorxs (obvio!). Se ha constelado también el hecho de cumplirse cuatro años desde que me automarginé de todo acto literario público/físico, razón por la que este comentario está muy condimentado, en barbecho se diría, ya hace un rato. Mientras pensaba qué es lo que realmente me causaba escozor, se me vinieron a la cabeza algunos nombres de escritores que detesto, por ejemplo, Murakami, que funciona muy bien para lo que quiero violentar (por muchas razones y personas que detesto tanto como a Murakami). Me pasa que no me interesa realmente que la gente publique su obra (porque hay mucho "intelectual" que les critica esto tildándolos de "vendidxs al sistema" y cargos por el estilo y por lo demás cómicos), no es algo que realmente genere en mi anticuerpos. Están en su derecho de realizarlo, aunque preferiría, sobre todo en el caso de que las obras no hayan pasado por un proceso autocrítico riguroso, que las quemaran (como lo deseó Kafka, consideradamente, en su momento (y lo efectuó Rosamel del Valle con su primera obra (la de los poemas lunados, creo)). Lo que me enfurece es el hecho de que lxs escritores gasten su energía publicándose, farandulizándose (como todo, en el fondo) y que lo hagan con descaro, con ese andar, producido, de "raptado" (según los griegos), con esa presunción de palomo en celo. Y eso es lo que no tolero en Murakami, que se publica como un autor "normal", que ha fabricado esa imagen de él y la ha vendido exitosamente. Porque Murakami no la vende de "iluminado", como otrxs, sino de "sencillo". Y qué decir de su obra, que afortunadamente (siendo optimista hasta lo patológico!) he leído, llena de imágenes que intentan rellenar torpemente una trama inexistente. Imagino el proceso escritural de este tipo y debería ser algo así como lo de pensar los efectos especiales y luego, someter a éstos, una historia que los contenga y justifique (con suerte!). Y ahora, siendo realmente pesimista (para equiparar el esfuerzo anterior), pienso en cuánto escritor/a anda así por la vida, más centradx en publicarse/venderse, su imagen, como los últimos Led Zeppelin, que en crear algo digno que publicar. Porque pareciera ser que todo es factible de ser publicado/vendido (pero nada es necesariamente publicable!) hasta en un oficio que se jacta de ser "distinto", de entablar una lucha contra "el sistema" desde las ideas (cuáles ya!). El comentario debería cerrarse (para abrirse) con este asunto de los suicidios pre románticos y románticos del siglo XVIII, con un suicidio colectivo de todxs estxs escritorxs, tipo Murakami (sólo por ilustrar), inspirados en el suicidio de éste.