lunes, 9 de mayo de 2011

"Los ojos de los pobres" o el desencanto amoroso de sí mismo?






"¿De modo que quieres saber por qué te odio hoy? Te será, sin duda, más difícil entenderlo que a mi explicártelo, pues creo que eres el más bello ejemplo de impermeabilidad femenina que cabe encontrar.
Habíamos pasado juntos una larga jornada que me resultó corta. Nos habíamos prometido que nos comunicariamos todo nuestros pensamientos el uno al otro y que, en adelante, nuestras almas serían una sola (…).
Al anochecer, como estabas algo cansada quisiste sentarte en la terraza de un café nuevo que hacia esquina con un bulevar también nuevo y todavia lleno de escombros, que ya mostraba su esplendor inacabado. El café está resplandeciente. Hasta el gas alumbrado desplegaba todo el fulgor de un estreno e iluminaba con toda su fuerza las paredes de una blancura cegadora, las superficies deslumbrantes de los espejos, los dorados de las molduras y cornisas, los mofletudos pajes arrastrando con perros con correas, las damas sonriendo al halcón posado en el puño, las Hebes y los Ganímedes ofreciendo con los brazos extendidos un ánfora con jaleas o un obelisco bicolor de helados con copete, toda la historia y toda la mitología puestas al servicio de la glotoneria.
En la calzada, justo delante de nosotros, se había plantado un buen hombre de unos cuarenta años, con cara de cansancio y barba entrecana, que llevaba de y una mano a un niño, mientras sostenía en el otro brazo a una criaturita demasiado pequeña para andar. Estaba haciendo de niñera y llevaba a sus hijos a tomar el fresco de la noche. Todos iban andrajosos. Los tres rostros estaban extraordinariamente serios y los seis ojos contemplaban  fijamente el café nuevo, con igual admiración… Los ojos del padre decian: "¡Qué precioso, qué precioso!". Se diria que todo el oro de este pobre mundo se ha concentrado en estas paredes". Los niños exclamaban: "¡Qué precioso, qué precioso!" Pero este es un sitio donde sólo puede entrar la gente que no es como nosotros". En cuanto a los ojos del más pequeño, estaban  demasiado fascinados para no expresar más que una alegría estúpida y profunda.
Dice la letra de una canción que el placer hace a las almas buenas y ablanda los corazones.
Por lo que a mí refería, la canción tenía razón esa noche. No sólo me había enternecido aquella familia de ojos, sino que me sentía  un tanto avergonzado de nuestros vasos y de nuestras jarras, mayores que nuestra sed. Había dirigido mis ojos a los tuyos, amor mío, para leer en ellos mi pensamiento; me había sumergido en los tuyos tan bellos y tan extrañamente dulces, en tus ojos verdes, habitados por el capricho e inspirados por la luna cuando me dijiste: "¡No soporto a esa gente con los ojos abiertos como platos! ¿No puedes decirle al encargado del café que los saque de ahí?".
¡Hasta qué extremo es difícil entenderte, ángel mío! ¡Hasta qué extremo es incomunicable el pensamiento, incluso entre aquellos que se aman!"

De "Pequeños poemas en prosa", Ch. Baudelaire.

El poema/historia de Baudelaire tiene la virtud de presentar  el desencanto del enamorado ("¡Hasta que extremo es difícil entenderte, ángel mío! ¡Hasta qué extremo es incomunicable el pensamiento, incluso entre aquellos que se aman!") deconstruyendo el encantamiento amoroso inicial (la ciudad, un paseo de enamorados, los diálogos amorosos por la ciudad, etc) a partir de una situación donde chocan las visiones de mundo de la pareja (la miseria material como una especie de espejo (y extensión) de la miseria moral de la chica).
Pese a que, en un primero momento (cuando adolescente), me atrincheraba inmediatamente del lado del enamorado y despreciaba a la chica por su indolencia (y aún la desprecio!), ahora me intento replantear el asunto del choque entre estos dos modos de percibir la realidad. Por ejemplo, las palabras iniciales (fino sarcasmo!) y finales (reflexión más seria pero aburrida) del enamorado son un claro juicio en relación a la persona y moral de la chica (indolente, sí!) y me parece que, si bien la situación sigue pareciéndome extrema (es decir, gravísima), hay un grado de indolencia por parte del enamorado sobre la carencia de moral y sensibilidad de su enamorada que, también padece la miseria de los pobres, pero se manifiesta en otra dimensión humana. Así como la chica no soporta observar la miseria del padre y los niños mientras ella vive/come/ríe/liga, el chico no soporta observar la miseria moral en ella (al des-cubrirla). Igualmente le discrimina por ello (la condena casi!).
Pareciera ser que el amor sólo es capaz de sobrevivir cuando el otro/a es capaz de llenar nuestras expectivas y por lo general, nuestras expectativas guardan estrecha relación con nuestra propia persona, con nuestro propio modo de ser/existir. En el momento en que el otro/a actúa de un modo del que diferimos (es decir, escapa a nuestras expectativas), viene la condena, el cuestionamiento, el desenlace ¿Será que somos incapaces de amar en el otro lo que el otro es realmente? ¿El amor al otro tendrá una relación directa con el amor hacia nosotros mismos, es decir, buscamos en el "otro" una prolongación de nuestro yo? Porque el chico del poema se siente defraudado de la chica ya que ella percibe/actúa de otro modo frente a una situación común. Por ejemplo, en la versión fílmica de Solaris (de Tarkovski), se desarrolla el tema del amor a través de la relación entre Kris y Hari (que no se desarrolla casi en el libro de Lem (que privilegia el asunto científico de la Solarística)), pero no la Hari real sino aquellas Haris reproducidas por el planeta  Solaris, extraídas de los sueños de Kris. Y llega un momento en que Kris confiesa que ama más a las Haris recreadas por el planeta que a la Hari real. Kris ama más a sus versiones de Hari que a Hari ¿Tan difícil es, realmente, amar al otro/a? ¿será el amor al otro sólo una excusa más de amor a sí mismo, siempre? ¿será que el otro no es sino un puente entre uno mismo y sus necesidades y nada más?
**"Acaso es  posible realmente amar a los demás? Si estoy solo y sufro, todo el mundo que hay fuera de mi es un alivio en potencia: lo necesito. Pero ¿se puede amar en realidad cuando se padece semejante necesidad? ¿Acaso una gran parte del amor no consiste en que te importe más lo que necesita la otra persona? ¿Cómo se supone que voy a subordinar mi necesidad abrumadora a unas necesidades ajenas que ni siquiera puedo sentir en forma directa? Y si no soy capaz de hacer eso, estoy condenado a la soledad,  que es algo que ciertamente no quiero...Así que de nuevo intento superar mi egoísmo por razones interesadas. ¿Hay alguna salida a este dilema?**(en "El Dostoievski de Joseph Frank", DFW).
Por eso desprecio también al enamorado del poema de Baudelaire, porque desecha con frivolidad espantosa y liviandad moral a la chica por su indolencia, siendo él también indolente frente a la miseria de ella. Porque la censura (y desecha!) por esto tal cual censura la chica la miseria de los pobres. Porque ¡qué fácil es (a veces, para algunxs) empatizar con la miseria material y cuán complicado es hacerlo con la miseria moral, emocional, intelectual, etc! ¡qué cómodo es amar en el otro lo que amo en mí mismo y trabajozo es amar...! Nos compadezco a todos.


(me encanta cuando Harrison, intencionalmente, con mucho humor, canta algo distinto a lo del tema mientras la cámara lo filma, "arruinando", con esto, el doblaje)  ;p
***Así como Carver vio enriquecida su obra (que yo no soy Carver, es un hecho irrefutable) gracias al buen ojo de su editor, yo también he tenido la buena estrella de contar con uno (voluntarioso y crítico, como ninguno, pero considerado y criterioso a la vez) y por ello he realizado mis tareas/correcciones de hoy. Se encuentran subrayadas! Gracias!