sábado, 16 de abril de 2011
Escribir la ausencia en "Patas de perro"
"ESCRIBO para olvidar, esto es un hecho, necesito meter un poco de tranquilidad en mi alma, necesito descansar, necesito dormir, Dios sabe, sólo Dios sabe que hace diez meses que no duermo, aunque él tampoco dormía, bien lo recuerdo". Con este guiño entre el olvido y el recuerdo y la escritura mediando entre éstos, Carlos Droguett decide comenzar "Patas de perro" (1965) y si bien pueden existir numerosas o escasas razones para ejercer el oficio escritural, como bien puede realizarse como un acto reflexivo (en la acepción verbal), queda titilando en la constelación de excusas innecesarias ese escribir para olvidar. Escribir es un acto que remite a la presencia, que fija, que inscribe, que va habitando la ausencia de la hoja en blanco, por lo tanto, se instala en una estado distinto a la ausencia, al olvido, a la difuminación del recuerdo ¿Se puede, entonces, escribir para borrar? ¿Por qué el personaje decide recurrir a la escritura para mutilar su memoria? ¿Puede accederse a la ausencia a partir de la escritura? Escribir el olvido podría convertirse en la oportunidad de re-escribir los recuerdos, no sólo de re significarlos, sino del reemplazarlos íntegramente. La re escritura corresponde a una acción que se mueve en dos sentidos contrarios y simultáneos, invocando a la ausencia y a la presencia a la vez, al olvido (de lo escrito) y el recuerdo (nuevo). Si existen modos a través de los cuales el ser humano puede ser, no sólo partícipe de sus recuerdos, sino, artífice de ellos, es la escritura y la ficción. La re escritura le abre la puerta del recuerdo a la ficción y es ésta la que actúa sobre la memoria deshabitándola del pasado e imprimiendo una existencia distinta, paralela, posible. Por ello se escribe para olvidar, para recordar las ruinas de una vida deseada...