jueves, 28 de abril de 2011

La escritura solipsista


Sin querer explicar a DFW en su reseña sobre la obra de Updike ("Ciertamente el final de alguna cosa, o por lo menos eso es lo que a uno le da por pensar"), sino, simplemente abrir la puerta hacia ella, es que puedo decir que, DFW, aquí, le hinca el diente al "tremendo ego" del autor. No sólo, en palabras de DFW (y no sólo en sus palabras), Updike es autorreferente en todas y cada una de sus novelas, es sin desparpajo alguno solipsista desde (y hasta) la médula. La reseña comienza haciendo alusión a ello utilizando una cita del mismo Updike (que demuestra que no sólo lo expuesto es el punto de vista de DFW, sino que, también es la impresión que el mismo Updike tiene de sí mismo!): "Únicamente sobre mí (...) voy a cantar, pues no tengo otra canción"(jo!). La estrategia utilizada con humor y sensibilidad por DFW es, por ejemplo, realizar un inventario acerca de los tópicos presentes en la novela "Hacia el final del tiempo", des-cubriendo con ello, como el autor se centra, con una soltura de cuerpo impresionante, en los pensamientos/tormentos (sobre el sexo) del protagonista, Ben Turnbull, que viene siendo una extensión literaria del mismo Updike (puaj!).

"En caso de que este sumario les parezca demasiado severo, aquí hay unas cuantas estadísticas duras sobre la "innovación" respecto del modus operandi habitual de Updike que esta novela representa en realidad:
N.º total de páginas sobre la guerra entre chinos y estadounidenses: causas, duración y bajas: 0,75
N.º total de páginas sobre las letales metalobioformas mutantes: 1,5
N.º total de páginas sobre la flora que rodea la casa de Turnbull en Nueva Inglaterra, más la fauna, el clima y cómo se ve el mar desde allí en las distintas estaciones: 86
N.º total de páginas sobre la reconquista mexicana del Sudoeste americano: 0,1
N.º total de páginas sobre el pene de Ben Turnbull y lo que él piensa y siente sobre sí mismo:  10,5
N.º total de páginas sobre cómo es la vida en Boston sin servicios municipales ni policía, o que expliquen si los intercambios nucleares de la guerra han causado lluvias radiactivas o enfermedades derivadas de la radiación: 0,0 (----------> jajajajaja)
N.º total de páginas sobre el cuerpo de la prostituta, con atención especial a partes sexuales: 8,5
N.º total de páginas sobre golf: 15
N.º total de páginas en las que Ben Turnbull dice cosas como "Quiero que las mujeres sean unas guarras" o "ella era un pedazo exquisito de carne y yo confié en que se vendiera a buen precio", o bien cosas como las que hay entrecomilladas en la nota al pie de la página 74, o bien "Las partes sexuales son fanáticos, que lo sacrifican todo a ese punto doloroso de contacto", o "el feroz acoso a las mujeres es el precio que los hombres pagamos por nuestras tan lamentadas prerrogativas, el poder y la movilidad y el pene": 36,5"

DFW expone de qué modo, para Updike, escribir una novela se reduce a una excusa para hablar de sí mismo, que la literatura no es sino un medio para prolongar su ego, que la escritura puede convertirse, lisa y llanamente, en un acto tan frívolo como producirse, por horas,  frente a un espejo.

sábado, 23 de abril de 2011

Interpretación totalmente antojadiza de la foto de Niet/&)!!! y Lou Andreas Salomé

Como mi intención no es realizar una tesis sobre lo que podría representar (más allá de sí misma) la imagen donde aparece Salomé, Ree y Niet/(&(!!!, es decir, no utilizar la retórica de la imagen (que es un bello texto por lo demás) u otra teoría semiótica semejante para abordar, desde la perspectiva de otrxs, cualquier objeto, intentaré responder(me) por qué razón me gusta tanto este retrato.  Tampoco me interesa profundizar en las implicancias dolorosas que tuvo esta fotografía para los retratados.
Esta imagen, para mí, contiene, en sí misma, la paradoja de la esclavitud y la libertad entendidas dentro de una misma acepción (esto ayudada por la cita de Herme en el libro de Sacher-Masoch). Primero, lo que se me viene a la cabeza al ver al filósofo así, frente a una carreta, dejándose "dominar" por el látigo de Salomé, es que toda sus concepciones machistas se las guardó, en ese momento, en el bolsillo valientemente. Cuesta, si no es por este documento histórico, imaginarse a Nietz/&(!! subyugado por el amor a tal punto de olvidarse de sí mismo y de todos sus prejuicios (aunque él admite en uno de sus textos que es algo más que un aparato de abstracciones). Pero, en el fondo, esa imagen retrata al pensador en el esplendor de su libertad y eso es lo que me causa una admiración irracional, el ver que tras toda la sartalada de preconcepciones acerca de las cosas, acerca de los sentimientos, acerca de la moral, etc., Niet/(&!!! es libre y hace uso de esa libertad, como nunca, frente a esta carreta, bajo la mirada severa de Lou, en esa ficción/dimensión escandalosa que es el amor. Y en esto Herme, tienes toda la razón (que es otro artificio del sistema (junto con los valores) para mantenernxs quietxs!!!)), la libertad no puede ser otra cosa que la esclavitud deseada.


* y aprovechando este arrebato de libertad es que anexo un tema que es de ésos que escuchas tú, bajo las sábanas, pa' callado... =P

viernes, 22 de abril de 2011

Un fragmento de DFW al ritmo de Flaming Lips



"DEMOSTRACIÓN INTERPOLATIVA DEL HECHO DE QUE NO EXISTE UN LENGUAJE PRIVADO

A veces resulta tentador imaginar que puede existir  un lenguaje privado. Muchos de nosotros tenemos tendencia a filosofar, sin ser expertos en la materia, sobre la extraña privacidad de nuestros estados mentales, por ejemplo. Y a partir del hecho de que cuando me duele la rodilla yo soy el único que lo siente es tentador sacar la conclusión de que para mi la palabra "dolor" tiene un significado interno subjetivo que solamente puedo entender yo. Esta línea de pensamiento se parece al terror que siente el fumador adolescente de marihuana a que su experiencia interior sea al mismo tiempo privada y no verificable, un síndrome que se conoce técnicamente como Solipsismo Cannábico. Mientras come galletas Chips Ahoy! y sigue con mucha atención un campeonato de golf por la tele,  al fumador adolescente de marihuana se le ocurre la posibilidad aterradora de que, p. ej., lo que él percibe como el color verde y lo que el resto llama "color verde" puedan de hecho no ser la misma experiencia de color en absoluto: el hecho que tanto él como  otra persona digan que son verdes los carriles del campo de golf de Pebble Beach y la luz verde de un semáforo parece garantizar únicamente que existe una consistencia semejante en sus experiencias de los colores de los carriles de los campos de golf y de las luces verdes de los semáforos, no que la cualidad subjetiva real de esas experiencias de color sea la misma. Podría ser que lo que el fumador ad. de marihuana experimenta como verde lo experimenten todos los demás como azul, y que lo que "queremos decir" con la palabra "azul" sea lo que "quiere decir" él cuando dice "verde", etc, etc, etc., hasta que toda la línea de pensamiento se vuelve tan controvertida y agotadora que él f.a. de m. termina repantingado bajo un manto de migas de galletas y paralizado en su sillón.
Lo que quiero decir con esto es que la idea de un lenguaje privado, igual que la idea de los colores privados y todas las demás presunciones solipsistas que este mismo reseñista ha sufrido en varias ocasiones, es al mismo tiempo producto de una ilusión y demostrablemente falsa (...)".
De "La autoridad y el uso del inglés Americano", David Foster Wallace.

**Debo agradecer a Herme por enviarme el libro desde tan lejos. Agregar, también, que estaba tomando una prueba sobre el signo lingüístico y otros demases tópicos lingüísticos cuando leía el fragmento que acabo de transcribir y que no pude evitar reirme a carcajadas dentro de la sala para sorpresa de mi estudiantado de ese momento (y quebrar en un segundo la formalidad de la situación).
*** DFW, en este fragmento, intenta echar por tierra el trabajo de los lingûistas descriptivistas (y la pragmática) que apuntaban a la teoría de que todo habla es personal y que por lo tanto, toda norma lingûística no puede remitir sin restringir este fenómeno (esto atacando a los lingûistas normativistas, que, por lo que se puede leer, DFW defiende hasta cierto punto). Esto por el asunto del diccionario que se supone registra el modo de hablar de cierto grupo en cierto momento. DFW, con su interpolación del fenómeno del lenguaje privado al estado del fumador adolescente de marihuana, otra vez demuestra que, sin necesidad de utilizar tecnicismos estrafalarios y con mucho humor, puede hacerse mierda cualquier punto de vista (por muy serio que éste parezca).

miércoles, 20 de abril de 2011

"A veces es el lenguaje con que cada uno se cubre para hablar en vez de descubrirse"


Hace tiempo que no soy capaz de escribir nada que sea "literario" por un apego al silencio que me vino de manera repentina y mortal. De repente, comencé a no leer en lo que escribía lo que quería "expresar" y entonces, me decidí por esto de la "la página en blanco", por practicar el ejercicio que yo describí en su momento como "escribir  hacia la izquierda", ir(me) borrando. Nació en mi una suspicacia en relación a las palabras que me inmovilizó la mano por largo tiempo. Yo le temía a "la traición de las palabras" y este temor coartaba cualquier acción del lápiz hacia la derecha de la página, hacia la escritura, hacia la presencia. La ausencia me era cómoda (y me sigue pareciendo así). Las palabras son complicadas de seguir porque siempre están en continua fuga a nivel de significado y de sentido. Siempre están aludiendo a algo distinto y es ese paréntesis que se produce entre la palabra y el referente el que me ocasionaba tanto problema y tanta desconfianza. Era como si mis palabras no fueran capaces de establecer el puente que yo quería entre ellas y el significado. Como si en ese espacio vacío entre una palabra y otra, me perdiera.
Lo que yo acabo de expresar de manera tan fría, tan práctica, Rosamel del Valle lo comunica con maestría y belleza en los siguientes versos de su poema "Conversaciones":

"Es difícil abrir el corazón como se abren las ventanas.
Hay siempre un viento extraño viajando entre nosotros.
A veces es el lenguaje con que cada uno
se cubre para hablar en vez de descubrirse.
En eso hay algo semejante a las redes en animada
conversación con los peces. A los soles
de otro brillo y sin parecido, se dice, con los que ruedan.
Día abajo hacia otros hemisferios"

Luego, logré rescatar de "Vivir su vida" de Godard el siguiente fragmento de una conversación que se da en un bar entre Nana y un hombre desconocido/conocido (que es distinto de conocido/desconocido):
SILENCIO

"Nana: Es curioso. De pronto no sé qué decir, me sucede a menudo. Sé lo que quiero decir, lo  medito antes de decirlo...pero al llegar el momento de hablar, ya no soy capaz de decirlo... (sonríe).
(...)
Nana: ¿Por qué me cuenta historias así?
Desconocido: Ya ve...un poco por hablar.
Nana: ¿Por qué hay que hablar siempre? Muy a menudo habría que callarse, vivir en silencio. Cuanto más se habla, menos quieren decir las palabras...
Desconocido: Puede ser...pero ¿se puede?
Nana: No lo sé.
Desconocido: Siempre me impresionó que no se pueda vivir sin hablar.
Nana: Sería agradable vivir sin hablar.
Desconocido: Sí, sería hermoso, ¿eh? Es como si ya no se amase. Sólo que no es posible.
Nana: Pero ¿por qué? Las palabras deberían expresar exactamente lo que se quiere decir ¿Es que nos traicionan?
Desconocido: Pero nosotros las traicionamos también. Se debe poder llegar a decir lo que hay que decir, ya que se llega a escribir bien."


Cuando Nana apela a que las palabras deberían tener un sentido unívoco y a la traición de éstas (por tener multiplicidad de sentidos), caigo en cuenta, junto con el desconocido del bar, que las palabras no nos traicionan sino que, si somos incapaces de comunicar a través de ellas lo que queremos expresar, no es por una limitación del lenguaje, sino por una humana. El silencio, la página en blanco, la ausencia, la muerte, aluden a esta incapacidad humana de significarse, de escribirse, de existirse. Y en los versos de Rosamel queda explícitamente (encriptado) la incapacidad del ser humano (mi incapacidad) de des-velarse, entregar-se, des-nudarse en la palabra. Hablamos para comunicar lo que queremos que los demás vean en nosotros y no lo que nosotros queremos realmente decir/escribir. Nos censuramos, socialmente, en vez de utilizar la palabra con libertad. Por eso, pese a haber leído literatura de buena factura, estilísticamente hablando, muchas veces me queda la sensación que no hay honestidad tras ese lenguaje. Tal como me sucede al escuchar a alguien hablarme sobre algo de lo que se nota a leguas no está convencido/a. Y entonces, esas palabras mueren en el abismo que existe entre ellas y su significado, entre ellas y yo.

PS: Esto lo auspició The National con el álbum "Boxer". Este tema en particular: http://www.youtube.com/watch?v=DKWKRMxXB0M

martes, 19 de abril de 2011

We are strangers/we were strangers*

Radrigán conoce la fórmula para, exponiendo una situación de indigencia total (no sólo económica), hacernos sentir culpables al espejearnos en sus personajes, en la humanidad de éstos (que contrasta, dolosoramente, con algo que podría ser llamado "falta de humanidad" nuestra si no fuera porque no tengo tan claro qué es ser humano). Porque, si bien Méndez Carrasco (junto a otros como Luis Cornejo en "Barrio Bravo"), antes ya habían, valientemente, escrito de (y desde) la marginalidad, Radrigán va algunos pasos más allá al intentar (exitosamente) construir (aunque deteste utilizar este término) humanidad en este terreno. Lo veo como si Méndez Carrasco hubiera puesto su lente y su pluma al servicio de la conformación del espacio social de los personajes y Radrigán hubiera conseguido conjurar sus almas. En "El loco y la triste", no sólo toca el tema del vivir en "el otro lado" sino de enamorarse allí. Huinca y la Eva, carentes de todo lo pensable e impensable (Eva hasta de una de sus piernas), a través del lenguaje van tejiendo esa ficción, tan necesaria para mantenerse viva, para sentirse viva (recuerdo otra obra donde la ficción amorosa, dentro de la ficción, nace de la necesidad humana de sobrevivir(se). En "La última niebla" de mi querida María Luisa Bombal,  la protagonista recrea todo un mundo amoroso a través del ensueño. Transita por la existencia como si la vida necesitara imperiosamente del amor para vivir(se).) aún en las condiciones más adversas (también ocurre en la película "El puente Neuf", donde una pintora (que vive en la calle) y un indigente se enamoran).
De la obra de Radrigán rescato los siguientes pasajes por parecerme cargados de esa emoción que se desprende de la ficción amorosa y que pareciera, a ratos, arder con más fuerza que la razón:
"Huinca: Dale no más. De un loco y de una triste tiene que salir un revoltijo más o menos. No seai lesa, aprovecha ahora que ando volando bajo".
"...Eva corre y toma su atroz cartera. Se para ante la puerta, mira al Huinca, que canta y baila rabiosamente. Se arremolinan en ella los recuerdos de su feroz pasado; su encuentro con el Huinca, y ese futuro de locura, que es, finalmente, lo único con forma de esperanza que la vida ha puesto frente a ella. Entonces, se pone a cantar y bailar, primero con temor, luego con enajenada decisión..."
El futuro de locura, el amor, que en el segundo pasaje aparece simbolizado a través del canto y el baile rabioso, desenfrenado, del Huinca, logra "contagiar"/enamorar a la Eva que, primero con cierto recelo y luego, ya envalentonada del todo, lo sigue "en su locura", que ya es una locura común, que ya comienza a ser una ficción compartida en la que dos extraños dejan de ser extraños y cuya naturaleza inventada ya deja de parecer importante para los bailarines.

Por eso M Ward. http://www.youtube.com/watch?v=ZkHRCzZ9YaM

*El verso primero de "I remember nothing" de Joy Division que acompañó la redacción.

sábado, 16 de abril de 2011

La difuminación de Bateman

...Bateman se interroga al finalizar la novela, de modo de interpelar al lector/a acerca del porqué actuaba del modo que lo hacía, tal vez, o por qué era como era, interrogante que asalta en cada asesinato tanto a las víctimas de Bateman como a los/las lectores/as...como al mismo Bateman, en cuestión. Y la respuesta posible, la anhelada 'confesión', no se encuentra en la última página del texto, es decir, en la respuesta evasiva que nos entrega Bateman (que se da a sí mismo y a sus interlocutores) "¿Por qué?, y respondo automáticamente, sin venir a cuento, por ningún motivo, y sólo limitándomea abrir la boca y a dejar que las palabras salgan de ella, resumiéndoselo a esos idiotas:
-Bien, aunque sé que debería haberlo hecho en lugar de no hacerlo, tengo veintisiete años, por el amor de Dios, y así es, bueno, como se presenta la propia vida en un bar o en un club de Nueva York, y puede que de cualquier parte, y a finales de este siglo, y como se comporta la gente, ya sabéis, yo, y el ser Patrick para mí representa, supongo, que, bueno, claro, bueno..."(pág. 561)
...la confesión que "exigimos" como lectores a Bateman, parece encontrarse diseminada en distintos momentos de la novela y claramente aflora en los momentos de "humanidad"(fragilidad)del personaje, por ejemplo, al entrar en contacto con la calidez de Jean. Jean, pareciera lograr, inconcientemente, des-conectar a Bateman de sí mismo, sacarlo de sí de modo que pueda "evaluar" su proceder desde "fuera": "...hay como una idea de Patrick Bateman, una epecie de abstracción, pero no hay un yo auténtico, sólo una entidad, algo ilusorio, y aunque yo pueda disimular mi fría mirada y tú puedas estrecharme la mano y notar que su carne aprieta la tuya y puede que hasta puedas considerar que nuestros estilos de vida son parecidos: Sencillamente, yo no estoy aquí. Me resulta difícil tener sentido en un determinado nivel. Mi yo es algo fabricado, una aberración. Soy un ser humano no contingente. Mi personalidad es imprecisa y está sin formar, mi inhumanidad es profunda y persistente. Mi conciencia, mi piedad, mis esperanzas desaparecieron hace tiempo (probablemente en Harvard), si es que existieron alguna vez. No hay más barreras que cruzar. todo lo que tengo en común con el incontrolado y el loco, el depravado y el malvado, todas las mutilaciones que he practicado y mi absoluta indiferencia hacia ellas, ahora lo he sobrepasado. Con todo, todavía me aferro a una sencilla y triste verdad: nadie está a salvo, nadie se ha redimido. Sin embargo, yo soy inocente. Debe asegurarse que cada modelo de conducta humana tiene cierta validez ¿Es el mal algo que uno es?¿O es algo que uno hace? Mi dolor es constantemente intenso y no espero que haya un mundo mejor para nadie. De hecho QUIERO QUE MI DOLOR LES SEA INFLINGIDO A OTROS. No quiero que nadie escape. Pero incluso después de admitir esto -y yo lo admito, incontables veces, en todos y cada uno de los actos que he cometido- y de encarar estas verdades, no hay catarsis. No consigo un conocimiento más profundo de mí mismo, no se puede extraer ninguna comprensión nueva de nada de lo que digo. No hay razón para que te cuente nada de esto. Esta confesión no significa nada..." (pág. 530)
...Bateman se rebela frente a un sentido de humanidad impuesto culturalmente, puesto que tiene conciencia de que todo aquel discurso carece de pragmatismo, es impracticable en una sociedad competitiva, cruel, incontinente. Todos los conceptos que conforman el espectro moral son arbitrarios y se nos entregan culturalmente a través de tradiciones incuestionables (son parte de la "esencia" humana). Ya el hecho de asumirse "humano" intentando calzar con el modelo pre-establecido, es altamente sospechoso ¿Es Bateman, entonces, inhumano? ¿Somos, cada uno de nosotros, humanos en el sentido moral?
"Sólo quiero que me quieran -maldiciendo al mundo y todo lo que me han enseñado: principios, distinciones, elecciones, moral, compromisos, conocimientos, unidad, oración. Todo estaba equivocado, carecía de objetivo final. Todo ello se reduce a: muere o adáptate. Me imagino mi propia cara sin expresión, la voz incorpórea que sale de su boca: Estos tiempos son terribles.."(pág. 486)
Bateman, a diferencia de Dante, no es redimido. Ingresa a su propio infierno conciente de que "no hay salida" ("Perded toda esperanza al traspasarme") e intenta adaptarse a él de modo de sobrevivir-se, de sobrevivir-nos.
"...donde había naturaleza y tierra, vida y agua, vi un paisaje desierto que no tenía fin; parecía una especie de cráter, tan desprovisto de razón y luz y espíritu que la mente no lo podía concebir en ningún plano consciente y si te acercabas la mente se tambaleaba y retrocedía, incapaz de percibirlo. Me resultaba una visión tan clara y real y vital que su pureza casi era abstracta. Y era lo único que conseguía entender, que aquello era igual a como yo vivía, a como hacía que las cosas se movieran a mi alrededor, al modo en que trataba con las cosas tangibles. Era la geografía en torno a la que daba vueltas mi realidad: no se me había ocurrido, nunca, que las personas fueran buenas o que un hombre fuese capaz de cambiar o que el mundo podría ser un lugar mejor si uno se complaciera en un sentimiento o una mirada o un gesto, si recibiera amor o cariño de otra persona...."(pág. 527)

Mi y-o o la página en blanco

"No es esto, tal vez, lo que quiero decir. Este decir y decirse no es grato. No puedo hablar con mi voz sino con mis voces", Alejandra Pizarnik.
La incertidumbre de quien escribe y se- escribe no es grata. Siempre está la duda sobre si las palabras realmente significan lo que se quiere que signifiquen, tanto para quien codifica como para quien decodifica (estos términos lingüísticos, siempre tan prácticos). Mi escritura soy yo, y yo soy mi escritura implica un irse construyendo (o de-construyendo) a partir de la palabra. Por lo tanto, si no tengo plena conciencia sobre si lo que escribo es realmente lo que quiero escribir, poca podría tener sobre quien voy /siendo/. La escritura media entre quien soy y quien seré. Pero no aquella que es producto de la grafía, sino la que (no) se-escribe de modo paralela a ésta, la que permanece a nivel paradigmático, la rechazada por nuestra mano. La escritura ausente. Por ello, a nivel textual, el verdadero oficio consiste en ir-se borrando. Es este acto el más honesto. No escribir. La página en blanco es el mejor testimonio de quien escribe.

Escribir la ausencia en "Patas de perro"

 "ESCRIBO para olvidar, esto es un hecho, necesito meter un poco de tranquilidad en mi alma, necesito descansar, necesito dormir, Dios sabe, sólo Dios sabe que hace diez meses que no duermo, aunque él tampoco dormía, bien lo recuerdo". Con este guiño entre el olvido y el recuerdo y la escritura mediando entre éstos, Carlos Droguett decide comenzar "Patas de perro" (1965) y si bien pueden existir numerosas o escasas razones para ejercer el oficio escritural, como bien puede realizarse como un acto reflexivo (en la acepción verbal), queda titilando en la constelación de excusas innecesarias  ese escribir para olvidar. Escribir es un acto que remite a la presencia, que fija, que inscribe, que va habitando la ausencia de la hoja en blanco, por lo tanto, se instala en una estado distinto a la ausencia, al olvido, a la difuminación del recuerdo ¿Se puede, entonces, escribir para borrar? ¿Por qué el personaje decide recurrir a la escritura para mutilar su memoria? ¿Puede accederse a la ausencia a partir de la escritura? Escribir el olvido podría convertirse en la oportunidad de re-escribir los recuerdos, no sólo de re significarlos, sino del reemplazarlos íntegramente. La re escritura corresponde a una acción que se mueve en dos sentidos contrarios y simultáneos, invocando a la ausencia y a la presencia a la vez, al olvido (de lo escrito) y el recuerdo (nuevo). Si existen modos  a través de los cuales el ser humano puede ser, no sólo partícipe de sus recuerdos, sino, artífice de ellos, es la escritura y la ficción. La re escritura le abre la puerta del recuerdo a la ficción y es ésta la que actúa sobre la memoria deshabitándola del pasado e imprimiendo una existencia distinta, paralela, posible. Por ello se escribe para olvidar, para recordar las ruinas de una vida deseada...

Mi noche con "Mi noche con Maud"


“El instinto vital necesita de la ficción para afirmarse. La ciencia, entonces, el instinto de crítica, el instinto de averiguación, debe encontrar una verdad: la cantidad de mentira que se necesita para la vida. ¿Se ríe usted?” (De “El árbol de la ciencia”, Pío Baroja)
El ser humano sobreviviendo /se/ en la soledad en el /y frente al/mundo. Escena que descorre el telón de una historia que expone, alegóricamente, la necesidad de apego, por parte del sujeto, a pilares sociales que se sostienen firmemente en la ficción y que permanecen por una tradición ausente de crítica (por opción, Pascal). El protagonista evade esta soledad dolorosa conduciendo a la Iglesia en busca del sentido existencial encriptado en el sermón, que, aún es expuesto de manera más explícita cuando aborda el tema de la santidad  (como propósito de vida) en las últimas escenas.
Francoise y Maud representan dos opciones distintas frente al modo de ir-existiendo para el sujeto, dos posibilidades de enfrentar una vida impuesta y carente de sentido en sí misma. Francoise, la opción de asumir la existencia con un sentido heredado por tradición y asumirse un ente pasivo, y Maud, la posibilidad de ser el artífice de su propia vida (radicalmente podría decirse que se está entre el “dejarse existir” (por lo demás)  y el “existirse”). También podría leerse en las mujeres de la historia la intención de poner al protagonista entre la fe (Francoise) y  la razón y no ha de ser casual que sea un filósofo el que le conduce a su encuentro con Maud. La manera en que el sujeto concibe la idea amorosa en relación a Francoise no puede distar más de la razón y se ubica muy cercana a la compulsión religiosa, ciega, irreflexiva: “Ese día lunes 21 de diciembre me vino la idea repentina, definitiva, de que Francoise sería mi mujer”. Francoise es una desconocida por lo que el “inventar(se)la” es mucho más fácil para él, un soñador (Herme). Luego, cuando ella “se des/cubre”, el protagonista no hace sino re/cubrirla (ficticiamente) con su culpa y pasado. Lo curioso es que si bien Maud representaría a la razón, en ella ésta se conjuga magistralmente con la pasión presentando a un personaje dinámico, no convencional, seductor y perdido en la existencia (Herme). El aporte en la construcción de los personajes va por ese lado, por salirse de las dicotomías y poner en un mismo sujeto características tradicionalmente incompatibles pero humanamente observables (la multiplicidad del ser). Como ejemplo, se puede observar en Francoise, una mujer católica y conservadora pero amante de un hombre casado, es decir, moralmente coja. Ese rasgo de humanidad es trabajado en la película a través de los discursos de los personajes y la incoherencia con sus actos, de la contradicción, la pugna virtual entre el deber y el querer ser/hacer que se acaba queriendo…la inmoralidad, en el relato, es humana. Lo otro, ficción.

La proyección y destrucción pública

¿Qué función cumple la farándula en nuestra existencia? ¿A qué necesidad responde, por parte de quien se expone como de lxs receptores de esta exposición? ¿Qué tipo de placer conduce al ser humano a sobrexponerse y a disfrutar de la sobreexposición ajena? ¿Por qué nuestra existencia pende de la lógica del reality show, del mostrar (se) y consumir (nos)? ¿No responde acaso a una sofisticada manera, actual, de consumo de seres humanos (antropofagia posmo)? Es decir ¿no consumimos a otros, la vida de otro, sus ideas, su imagen a través de la farándula?  ¿No nos alimentamos de la imagen de otrx apetitosamente? Ciertamente la imagen se ha convertido en un altar de culto en estos tiempos, pero la farandulización ha ido más allá, se ha encargado de exhibir el proceso de construcción de estas imágenes, de mostrar “lo que no se vio”, de abrir la cortina mientras se está “tras bambalinas”. En esta característica, en parte, se debe basar su éxito, en su capacidad de des-cubrir lo que antes se encubrió, de satisfacer la curiosidad por parte del receptor. Seguramente la farándula no es sino una simbiosis mediática refinada. Si intento centrarme en las preferencias de quien disfruta/lucra de la exposición pienso ¿qué necesidad o deseo impulsará este afán de mostrarse, fragmentariamente, en este striptease mediático (mostrarse poco a poco es más lucrativo que todo a la vez)? A veces se me ocurre que el asunto funciona como un espejo. Ver nuestra imagen reflectada, primeramente, nos brinda cierta certeza de que somos/estamos y luego cómo somos/estamos. Pues bien, en esta situación cotidiana, el espejo cumple la función de recrear al sujeto (en la imagen del sujeto en el espejo) y en cierto modo, volver a crearlo en su realidad (en la imagen que el objeto proyecta/devuelve y  permanece en la retina del sujeto). El juego podría entenderse como a) el sujeto se proyecta en el espejo o b) el espejo proyecta/devuelve al sujeto. Yo voto por c) el movimiento es en ambos sentidos simultáneamente. Los medios funcionan como el espejo, proyectando no sólo la imagen del famoso, sino que transmitiendo el proceso de construcción de esa imagen (entiéndase como lo que explico en b)); en el fondo, a partir del reflejo, recrean al sujeto en cuestión (colectivamente). Pero puedo ver, simultáneamente (y se me viene a la cabeza la imagen de muchas teles encendidas con sus respectivos televidentes frente a la pantalla), que en los receptores de la farándula, es decir, la gente que disfruta de este ejercicio, ocurre lo mismo que planteaba líneas atrás. Es decir, cada televidente, mediado por el televisor, se convertiría en espejo del famoso, reflejándolo y recreándolo a la vez. Y el famoso se refleja, también mediado por el televisor, en cada receptor. Entonces, se me figura esto del ejercicio farandulero una especie de caleidoscopio humano posmo.