No se podría, a estas alturas, hablar de escritura burguesa, y tampoco me interesa limitarla a lo capitalista (transar el yo en el mercado de ellos, lanzar el YO al mercado textual a ver quien lo compra). No se trata de eso. Este mismo texto debería, por estrategia, estar escrito en tercera persona para evitar la crítica boomerang del "habla contra la escritura solipsista pero desde ella, desde la primera persona, desde su y-o". Pero no me importaría recibir esa crítica boomerang. No le temo al lector/a que pretenda defender su escritura (cargadamente solipsista) a través de una crítica tan esperable como ésa. Es decir, lanzo yo misma la crítica a mi texto para provocar a ese lector, para que su fundamento pase de esa crítica previsible a una defensa/ataque relevante por inesperada.
Es que sí, estoy contra la escritura que se constela siempre en torno a un y-o y es que siempre se escribe desde ese lugar, pero, vamos, la literatura, por sobre todo, es juego y el ser juego permite, afortunadamente, el utilizar disfraces, hacer el amague de decir algo sin decir, utilizar la ubicuidad, en fin, jugar a escribir, jugar con el lenguaje, cambiar de voces, de pieles, aunque siempre, bajo esas voces o pieles, se encuentre ese y-o inevitable. Porque, de lo contrario, se reduce la escritura a una especie de medio para estarse autocitando, terapiando, declarando, afirmando, reprochando, etc. continuamente. No creo en esa escritura terapéutica del rescate ni en la escritura amorosa que siempre pretende conmover al sujeto amado. Reniego de esos usos por planos, no lúdicos, gastados, vergonzosos, y porque reducenempobrecen el oficio de escribir a fines prácticos.
Alguien dijo en una lectura poética, frente a la crítica de que sus textos eran demasiado herméticos (o elitistas, dependiendo de la fineza del lector/a), que no le interesaban las críticas, que escribía para sí mismo. Yo digo, escribe sobre ti mismo para ti mismo sin problema, pero, si es eso cierto, ¿para qué (te)publicas? Y viene el silencio del escritor solipsista y "lector de sí mismo".
Pese a ser criticada por citar en alguna oportunidad a Deleuze, creo que lo que él dijo guarda mucha relación con el tema. El francés afirma que le molesta demasiado que algunas personas crean que su vida es tan interesante como para literaturizarla (y aquí soy generosa, pues, en algunos casos, ni siquiera se dan el trabajo de ficcionar), que basta contar una anécdota para que ésta adquiera el estatus de narración literaria, que la literatura (y el arte, en general) se reduzca a una expresión plana y vacua acerca de nuestras vivencias. No sé qué distinga a una narración de tu día de una narración artística, pero sí estoy con eso que expresó Cortázar en sus acercamientos al cuento, que es que, el cómo es más relevante que el que. Y no soy formalista, no estoy con la forma por la forma. Pero tampoco por el contenido lanzado sobre el texto sin la fuerza ni carácter de Pollock. Por ejemplo, sobre la escritura en verso, no me gusta que se trate al poema como a un chorizo (esto es bonito, podría llamarse "la escritura en chorizo"), es decir, no me agrada que los cortes de versos sean azarosos ni sistematizados, que sean porque se le ocurrió cortar el verso allí o porque el programa de texto le tiró los versos siguientes abajo o porque hasta allí llegó el verso de arriba y vamos dejando el poema/chorizo en bloque demasiado concreto (y esto suena ya a dictadura del verso, pero y qué). Estoy convencida que el verso sigue unido, como lo estuvo en su origen, con el ritmo. Y por tener esa unión musical, no se puede escribir un poema como quien fabrica una tira de chorizos. Los cortes deberían tener relación con la musicalidad del habla, de modo qué, cualquier persona que leyese el texto, (des)cifrara ese ritmo en la lectura. El escritor/a debe ser capaz de plasmar su habla con sus tiempos con sus altibajos y matices en el texto. El verso debería ayudar a ello. Además, los cortes del poema deberían apuntar a cierto sentido (aunque no lo tenga, que se pudiesen adivinar múltiples sentidos), sugerir que aquí se silenció el poema por una razón, que luego el poema habló tres líneas abajo por otra...etc.
No estoy por la escritura del Y-O, como no estoy por la lectura del Y-O (que sólo se escriba para sí mismo, salvo que de verdad sea así y no se publique), como no estoy por la escritura en chorizo, como no estoy por los poemas declaraciones amorosas (mejor enviar un correo), como no estoy porque nuestra cotidianidad devenga en obra de arte (sí estoy porque nuestra vida es la obra de arte más importante, como afirmó Niet) porque sí, como no estoy por Bachelet porque sea mujer.
Sí estoy por el juego literario, por los amagues literarios, por las volteretas literarias, por los saltos al vacío literarios, por los piscinazos literarios, por las piruetas literarias, por los desbordes literarios, estoy por abrir la puerta y mirar lo que hay fuera, que no es poco.