"Celos de mujeres no tenía con mi esposo, yo pienso que a toda mujer se le pasa la mano de repente, pero yo nunca amenacé a mi esposo porque lo amo"
V ANÁLISIS ONÍRICO
La mano sucumbe ante el primer martillazo.
El brazo se borra.
El rostro se oculta justo al tercero.
Antes del primer golpe
la sombra de una mano proyectada en una pared
carmesí
pero no la mano
no esa mano
no su mano en caída libre.
El brazo se prolonga sobre un espacio indeterminado
se esfuerza sosteniendo una mano que destella
muda.
El rostro de los celos recorriendo la casa
en llamas
incendiándolo todo
a su paso el martillo escondido en el vientre materno
desde toda la vida.
La infancia, un punto ciego en una noche roja.