Se trata de una especie autóctona de Azerbaiján, simultáneamente clasificable en el reino animal y vegetal (más bien se trata de una especie inclasificable, pero siempre es posible reducir la realidad a la teoría con algo de presión y descaro).
Ha sobrevivido al desastre por su infinita capacidad de adaptación al medio y su flexibilidad de gimnasta.
Pese a preferir vivir en estado salvaje, por algo de dinero acepta agasajar con su presencia a quien se interese en llevarlo a casa (visita con fecha de caducidad no mayor a 2 meses).
Se aconseja alimento y riego abundante.
Es una planta de exterior delicada. Mantener a la sombra.
Si vive en depto. ponga una caja con arena sanitaria. El gato helecho siempre sabrá encontrar el camino.
Procure no dejar comida sobre la mesa pues suele ser tentado y puede, por alimento, llegar a delinquir con mucha facilidad (es un esclavo de la panza).
Disfruta de los paseos nocturnos pero no tolera el frío. Se sugiere el uso de una capita.
Ronronea a la menor muestra de cariño. Regala, a cambio, lamidas en la punta de la nariz (excepto a narices desfiadas).
Posee hojas perennes aunque desea ir desnudo por la casa.
Es dueño de un carácter amistoso pero selectivo. Disfruta la compañía de otros gatos helechos con los que comparte la lectura, la música y el baile.
Gato helecho próximamente en revistas sobre gatos y en revistas sobre helechos.