jueves, 1 de noviembre de 2012

Ejercicio 3

Escritura:

(...) diríase que colgué la pluma. Dirás que perdí la mano. Dirán qué pobre la manca. Diré que esa mano nunca fue mía sólo para no perderla y que ya perdida fue más mía que nunca. Y te reirás porque juego a que juego y tú lo sabes, sabes que no sé jugar de verdad porque intenté jugar contigo sin éxito. Y no podremos vernos la suerte entre gitanas a falta de mano. Entonces, jugarás a despedirte de mi con mi propia mano sólo por verme reir con tu sonrisa prestada, mi rehén, te la devuelvo si me das mi mano para que ya no digan qué pobre la manca, que ya tengo mano, aunque pierda la sonrisa. Porque mi mano no se da ni se vende ni se presta ni arrienda aunque no te escriba, como quieres, ni te acaricie, como quieres, letrita olvidada y muda en un rincón de la página donde mi mano no alcanza a llegar a falta de ganas. La pluma colgada, la mano perdida, la sonrisa secuestrada y la manca que juega a que se escribe, a que no te escribe más aunque volvieses a nacer, dice, manca y digna siempre.

Me devolviste la mano en blanco teniendo tanta tinta y es ese blanco lo que me calla. Pero a falta de ti he aprendido a decir el silencio en escalas imaginarias, a escribirlo despoblado de tanta letra.

Y tú ¿aprendiste a sonreir?

eliza.