viernes, 3 de abril de 2020

Porcelana china

El desamor es un cuchillo.
No hay un corte limpio.
Hay una herida y hay un veneno.
Hay un vacío.
Hay un tiempo sin días.
Es el tiempo del desamor.

La rueda que antes giró rápida
en el tiempo del amor
ahora se detiene
abrupta y cruel
transforma el tiempo en piedra
y todo lo que el tiempo observa
prohibido
se revela ante su ojo
enlosado
en una mala porcelana
como un jarrón chino de utilería
se quiebra
y algo se pierde
irreparable
se cree
pero no se pierde nada
en este juego
hay tantos jarrones por quebrantar.

El desamor es gris y permanece inmóvil.
La quietud detiene la memoria
y escarbas
metiendo mano en un tiempo
estancado
que tarde o temprano huele mal
como la muerte.

El tiempo del desamor se expande como el universo,
tú, sentada al borde de tu pequeño planeta
insignificante
sentada en tu jardín
en una tarde demasiado larga
bajo un sol demasiado frío
una tarde cualquiera en este planeta
te sientas de frente al horizonte
sabiendo que este horizonte no es realmente ningún horizonte
solo es la trayectoria que marca tu mirada
que puede ser cualquiera
y te sientes perdida y absurda e imaginas un mapa
con un precipicio
y ves tus naves surcando ese mar estático
y cayendo al vacío
y ahí abajo no hay dragones
como imaginaste
ahí abajo se expande el universo
con sus corazones de porcelana china
titilando
rotos
simulando un latido
quebrado
brillando como brillan los fantasmas del amor.

Todo amante es un mal asesino.