jueves, 11 de abril de 2013

Ejercicio 10: la mujer que aprendió a sujetar los pájaros en el aire y perdió la alas

La templanza de la mano se te va agotando
la mano, eliza, la palabra se te declara en quiebra se te
quebró la lengua, bonita, en mitad del texto y estrujas
pero no pares y estrujas y para qué pero
escribes con la mano quebrada/ la misma que cortas y
lloras y para qué si hay tanto mar afuera y
sólo la ventana entre tú y el llanto

que no es el tinto, mujer, que no es la lengua, mujer,
que no eras tú perdido
en las líneas de mi mano/ como siempre
me recorriste con la venda en el corazón, gallinita ciega.