viernes, 26 de octubre de 2012

Ejercicio 2

entre las piernas de la memoria yace el recuerdo recién parido de otras varias vidas tanto renacer
vano
como cada desencuentro en un lugar común como la cama  nos recorrimos 
turistas
tan ajenos el uno al otro
nos condujo la curiosidad y el cansancio apilado en los ojos en forma de mil rostros
extraños 
cada uno y todos juntos separados de nosotros
siempre
me abrazabas a la deriva
ya naufragada toda ilusión
en tu mar
yo naufragué mil veces por mil
me abrazaba a ti a tus orillas me revolcaba en tu arena húmeda siempre fría para mi siempre ajena a mis pies siempre tan tuya tan suya tan vuestra

te habré parido mil veces antes que todo esto acabe si acaba y las mil veces habrás muerto entre las piernas de mi memoria tan dada a engendrar fantasmas te habrás ahogado con la palabra amor atada al cuello
sin llanto alguno que delatase tu existencia en mi cuerpo que nunca fue tuyo que fue sal desde antes de ti y de mi que nació curioso y libre conocedor de su naturaleza marina ya me nadaba toda desde el vientre
por eso tanto naufragio entre nosotros querido una muralla de agua jodiéndonos la vida común desde antes del desencuentro de dos perdidos en un mar carente de toda lógica ni calmado ni salvaje sino vertical y muerto tú en un lado y yo quién sabe dónde cazando fuegos de artificio para iluminar este cuarto ciego que me contiene a ratos que nos contuvo a veces atados a la misma cama nos dormimos
tú de un lado y yo quién sabe dónde mirando ese mar dejándose caer como lluvia sin llegar a mojarme
nunca



miércoles, 24 de octubre de 2012

Corrección ejercicio 1

                                                                                                                                                                                ...
digo tiempo digo toda la ciudad y podría seguir enumerando cuentas hasta cerrar este collar de excusas que me impiden escribir, digo, pero no se trata de eso, lo sé,  sólo me impiden escribir las palabras que no refieren a tu carita, evocar sonidos que no imitan, con distancias galácticas,  tu tintineo. Esta noche nos separan números en forma de tiempo, esa distancia numerada y pavimentada entre este cuarto y nuestro segundo piso improvisado (te reirías si supieras cómo le he llamado a ese objeto que se debate entre la construcción y la deconstrucción ocupando un lugar indeterminado, elevándose (y suspendiéndonos) en ese limbo con un valor agregado sorprendente, sólo atribuible a su ignorancia sobre tantas cosas, sobre todo, sobre su naturaleza ausente de toda lógica, se eleva sin ton ni son, ganándole terreno al cielo). Nuestro pequeño cielo de internit y maciza y tablas y todo lo barato que se alcanzó a comprar con mi finiquito. A veces me parece una casa de papel y engrudo, tan digna como risible. "Por eso nos gusta", dirías, porque tú no escribes y yo tampoco quisiera hacerlo a veces, sobre todo cuando esperan que escriba y salpico una hoja en blanco con algunas palabras para mostrar que he escrito y entonces bebo mi taza de te con la tranquilidad del deber cumplido. Y esa hoja le parece tan ajena a mi mano que mis ojos se cierran a voluntad no reconociendo caracteres ni sonidos ni trazos. Te hago la desconocida, hoja escrita. Te voy desconociendo en cada gemido que este parto me arranca. Qué lástima que un gemido no pueda escribirse salvo en la palabra dolor y que el dolor no pueda escribirse...que lo silencien tres puntos seguidos como balazos para que no duela más. Soy una madre terrible, dirán si pueden, pero no pueden, no aquí, no después de esos tres puntos seguidos que suspenden sus juicios hasta nueva audiencia. Este espacio tampoco es mío, es tuyo, porque escribe tu ausencia a falta de ti, como si la presencia pudiera escribirse, traerte aquí tendiendo un puente de palabras entre este cuarto y nuestro segundo piso. Porque aunque te escriba presente, no estás. No existen puentes y tú sigues extendiéndote sin temor al tiempo y a la ciudad, aquí, habitándonos las palabras.


domingo, 21 de octubre de 2012

Arturo Bandini

"(...) Y cuando el ansia se me diluyó en una nada transparente, me incorporé lleno de asco hacia mi mismo, hacia Arturo Bandini el infame, la rata asquerosa.
Tomé asiento y me puse a redactar con pluma implacable el comentario crítico que iba a enviar al amigo de Camila.
Estimado Sammy:
La putilla que tú y yo conocemos ha estado aquí esta noche; ya sabes, la hispana de cuerpo escultórico y seso de mosquito. Me enseñó unos cuentos que, según me dijo, habías escrito tú.  Me dijo también que estabas a punto de irte al otro barrio. En circunstancias normales, la situación sería ya horrible de por sí. Pero después de leer la mierda que has escrito, permíteme decir, en nombre del mundo en general,  que si desapareces de este valle de lágrimas será una suerte para todos. No sabes escribir, Sammy. Te sugiero que dediques las últimas energías que te quedan a poner en orden tu espíritu de mongólico antes de que abandones un mundo que respirará de alivio cuando desaparezcas. Me gustaría poder decirte con sinceridad que no quiero que te mueras. También desearía que, al igual que yo, pasaras a la posteridad con algún monumento que recordara el tiempo que pasaste en la tierra. Pero como salta a la vista que ello es imposible, quisiera ayudarte a pasar los pocos dias que te quedan sin amargura ni resentimiento. La vida ha sido muy cruel contigo. Al igual que el resto de los mortales, supongo que también tú  estarás contento de que todo vaya a acabarse dentro de poco y de que los garabatos con que has engorrinado la blancura inmaculada del papel no tengan nunca la oportunidad de analizarse desde un punto de vista más intolerante. Cuando te insto a que quemes toda la basura que has cometido y a que en lo sucesivo te mantengas al margen de todo sacrilegio literario, lo hago en nombre de todas las personas sensibles y civilizadas. Si tienes máquina de escribir, mi dictamen sigue siendo  el mismo; porque mecanografiar tus manuscritos sería una desgracia para la humanidad. No obstante, si persiste  tu delictivo deseo de escribir, te ruego me envíes las cagarrutas que te dicte la inspiración. Ya sé que no lo haces adrede, pero me río mucho leyéndote. Algo es algo. 

Ya estaba: definitiva y demoledora (...)
(...) Me detuve ante el buzón, apoyé la cabeza en él y lloré por Sammy, por mí mismo y por todos los vivos y los muertos ¡Perdóname, Sammy! ¡Perdona a este necio! Volví a mi cuarto y durante tres horas pergeñé la crítica más elogiosa que pude concebir. No le decía  que tal o cual aspecto  de sus escritos estuviese mal o fuera deficiente. Le decía que, en mi opinión, esto y aquello mejorarían sí, etc, etc.  Me fui a dormir a eso de las seis, pero fue un sueño gratificante y reparador ¡Qué persona tan extraordinaria era yo! Un hombre de espíritu grandioso, sereno y generoso, un enamorado de todos los seres, de los hombres y los animales por igual".

Pregúntale al polvo (fragmento), John Fante.

jueves, 18 de octubre de 2012

Transmigración de un gato

Como "buena" lectora suelo pasar por alto (o por bajo o por donde quiera que se pueda pasar, salvo por ellas) las señales  más evidentes. Algunos dirán que encuentro regocijo entre los árboles, interesándome poco colocar en mi campo visual el bosque. A veces tengo la impresión que me muevo al contrario de eso, que por afanarme en armar el bosque, quedan fuera de foco algunos arbolitos, no menos frondosos, ni verdes ni acogedores al ojo  que los que tupen "mi" bosque. Y esto sólo podría deberse a un asunto azaroso, nada más. Ni siquiera me encuentro en posición de decir que "opté" por tal o cual árbol ni intentar vender pescadas de ese tipo. El caso es que sólo hoy, encontrándose por días frente a mi casa, mutando de un estado a otro, caí en cuenta (y con ayuda tipo "mira lo que han botado allí") que se encontraban esas patas peludas, tiesas, asomando fuera de una bolsa. Ignoro si habrá sido por estar acostumbrada a fijar mi vista en los arbustos que anteceden la entrada de la casa vecina o por omisión inconsciente, la que podría explicarse como un modo que encontré (siempre en el plano de la inconsciencia) de perderme los espectáculos más terribles de esta vida. Ya sea por costumbre o por omisión advertí tu presencia dentro de esa bolsa recién hoy. Ni mis ojos ni mi nariz te delataron. Tal vez ya percibían tu ausencia. Porque, el hecho de que tus patitas peludas se asomaran bolsa afuera, no remitía en ningún caso a tu ser(te). Las miré un rato intentando rearmar, a partir de ellas, el resto de tu cuerpo felino, no llegando siquiera a dar con tu color. Tal vez con tu tamaño por el volumen que ocupabas dentro de ese ataúd de plástico. Pero ese volumen no me habló de tus rutinas de pandereta, de tus maullidos, de tus ronroneos...a quién regalabas esos ronroneos?
"Un señor (qué señor!) lo vino a tirar el otro día" "Cuando lo tiró ya estaba muerto" "la vecina lo envolvió dentro de esa bolsa"  luego de discutir con el hombre por haber escogido el frente de su casa para tirarte. Te das cuenta? No la conmovió que te tiraran a la calle, sino, que te tiraran a la calle que coincide con su vereda. Y quién era ese hombre en tu vida (en tu muerte sólo fue quien te lanzó a la calle)? La mano creadora y el oído continente de tus ronroneos?
La gente ha decidido, en ese punto de la vereda, cruzar la calle para evitar esa bolsa. Yo te evito de cuerpo, de ojos y de nariz. Pero, pese a que todos te evitamos, permaneces.  Te has vuelto aroma a falta de cuerpo. Mientras menos cuerpo queda, más te esfuerzas por persistir en forma de olor, habitando nuestras narices, poblando nuestra visión con esas patas tiesas. Para ti ya no habrá panderetas que ganar corriéndole a otros gatos. Desde tu caída a la vereda, sólo tienes nuestros ojos y narices. Yo quisiera tenerte maullándome los ojos, minino, ovillado en mi nariz. Te siento corretear por mis pestañas, resbalar nariz abajo, ronronearme cerca de la boca, arañarme el corazón.

domingo, 14 de octubre de 2012

Excusa

Tomé  monos un tiempo
qué uno, dos tiempos!
tres?
tomé  monos una vida!
(y hasta la otra!)
 ¡Salud!

martes, 9 de octubre de 2012

Gata

"Después de ti perteneceré a quien sea...A alguna mujer,...a algunas mujeres...pero jamás a otro gato".
(La gata, Colette)

lunes, 8 de octubre de 2012

Vuelo*

Volando a ras de agua
me reflejo en plata dispersa
en mi misma
en comunión con el mar
me agiganto en azules ajenos
en vidrios
haciéndolos míos
en el destello de un sol
que nos lame solidario
tibio en esa ajenidad contemplativa
de quien no necesita nada
y se da
sin martirologio alguno
con placer
a la labor de existirse
en la dispersión del todo
en cada uno
como un rayito remiso
brillamos

*sueño

jueves, 4 de octubre de 2012

De paseo


Spinoza







¿Qué puede un cuerpo?
"Nada sabemos de un cuerpo mientras no sepamos lo que puede, es decir, cuáles son sus afectos, cómo pueden o no componerse con otros afectos, con los afectos de otro cuerpo, ya sea para destruirlo o para ser destruido por él, ya sea para intercambiar con él acciones y pasiones, ya sea para componer con él un cuerpo más potente".

B. Spinoza.