Un escalar observa lo que hay más allá del cristal
de las piedrecitas del fondo
de las plantas compradas en la tienda de siempre
del castillo plástico donde juega a veces
de los corales y troncos
de los peces que nadan junto a él
que van configurando en conjunto
su realidad espacial
en la que a veces es de noche
y de pronto amanece en manos de un tubo fluorescente
que está encargado de indicar las horas de sueño
de los peces
las horas de los rituales amorosos
las horas de la comida y de ayuno
El la observa mientras se desplaza de un lado a otro
se detiene a veces
a mirar a una que lo observa del otro lado del cristal
a una que transita de un lado a otro
entre sillas y mesas
entre sillones y lamparas
entre flores de plastico que germinan dentro de un
florero de cristal
entre otros semejantes
que van configurando en conjunto
su realidad espacial
en su acuario de concreto